miércoles, 20 de junio de 2007

Adicto a las promociones

Y por fin hoy reconozco mi problema. Y lo peor de todo es que me divierte. Si hace unos días hablábamos de la contrapublicidad y de lo inmersos que estamos en el consumismo, hoy hablo de mi escarceo con las tarjetas de teléfono y todo lo que suene a promoción.

Breve y rápido para que nos entendamos. Yo tengo un número, Movistar, que es el que todos tendréis, y cuando me pasé a contrato, por aquello de aprovechar las promociones de sms gratis (Horas felices y desenfreno) sin preocupaciones, pues me compré una tarjeta de prepago. Mientras, mi amorío continuaba con los rojos, Vodafone, que cuando terminé selectividad mi madre decidió que el 3310 ya era demasiado antiguo y necesitábamos jugar con una serpiente más versátil. Por tanto, 3 tarjetas, dos compañías.

La novedad ha venido este finde. Me da por pedir una tarjeta YOIGO no sé porqué por internet. Me llega a casa. No trae móvil, obviamente. Voy a la tienda a por uno y me convence, una tipa supersimpática, de que con mi móvil, me regala una tarjeta. ¡Guay! Orange, pero bueno, oye, es la que me faltaba. Por tanto, 5 tarjetas, cuatro compañías.


El único problema que tengo es con YOIGO, que me cobran por tener la tarjeta...vamos, me cobran, consumo mínimo que lo llaman ellos. 6 euritos.

Mientras, insisto, estoy enfermo. No hay más que verme en el supermercado. ¿Nuevo Schweppes "placer por el placer"? Pa mí. ¿Cómo? Qué regalan no se qué láminas o no se cuáles tazas con tal periódico? Pa mí. ¿Que tal marca ha sacado un nuevo tampax antitodo y con todo...? Pa...
...tí.

El caso es yo, como todo, tengo una teoría: estudiar publicidad me da ese derecho, que siempre aprendo determinadas cosas de esas promociones, y en un futuro podré ponerlas en práctica. Claro, que hay quien entiende esto como una excusa barata...muy al estilo del 2x1, ya sabéis.

Yo, por mi parte, sigo encantado de conocerme cada vez que voy al súper. Y me lo paso bien, que es lo que importa.

5 comentarios:

Guille dijo...

Puedo corroborarlo. Javier, al visitar el supermercado, es atraído por todos los productos fluorescentes y a la altura de su cabeza. Mi teoría es otra, este hombre se ha metido en publicidad para poder superar el problema que tiene con ella...ahi te lo dejo...

Miguel dijo...

"estudiar publicidad me da ese derecho, que siempre aprendo determinadas cosas de esas promociones, y en un futuro podré ponerlas en práctica."

Cada uno justifica sus adicciones como quiere. Yo tomo chocolate después de cada comida porque me resulta muy digestivo...

May dijo...

Ay, Havié, Havié..

Enfermito no: lo siguiente.

¿Te cobran 6€ de consumo mínimo? ¿Eres Yoigo de prepago y te hacen esa salvajada? Pues yo me cago en Yoigo porque mi prepago movistar es la que pone las llamadas más baratas para los del mismo operador y más caras para el resto (casi 1€ el minuto.. vamos, un placer eso de llamar..), con el agravante de que para los clientes de Yoigo, estas llamadas tienen un recargo especial. Así, por el morro.

Yo también soy adicta a las promociones. Hoy pasé por Celop, que están de liquidación por cierre, y todo a 9.95 y 4.95.. ¿quién no iba a surtirse para la temporada así? .. pues yo, que estoy esperando un bebé.. jejeje.

Por cierto, te faltan las tarjetas de Euskatel (¡teee pago los estudios, cani borroka!) y de Carrefour móvil [¿incitándote a su compra compulsiva? sí :D].

Sí, el tampax para mí.

¿Ya estás en Madrizzz?

Loving u,

May.


PS. pullita ortográfica: 'ti' nunca se acentúa, señor periodista (y publicista) (que sííí.. y relaciones públicas para dar entradas para las discotecas).

Carlitos Sublime dijo...

Niño, yo cuando voy a un supermercado tengo que evitar la calle de los detergentes, suavizantes, productos para el baño, el suelo y demás. ¿Por qué? Porque me la llevo entera. Es ridículo, antes de independizarme ni la pisaba. PEro ha sido descubrir esa gran cantidad de aromas y texturas, y decir: "Pa mí" ;-)

Oye, que si vas a trabajar dando entradas de discoteca, acuérdate de mí ;-) Y gracias por tus piropos, wapetón.

Besos

Miguel dijo...

Mi problema de compra compulsiva es de libros. No puedo acercarme a las librerías con la tarjeta de crédito encima, o la tenemos.